lunes, 9 de marzo de 2009

Olor a yerba seca, Alejandro Llano

Alejandro Llano
Olor a yerba seca
Ediciones Encuentro, Madrid, 2008

«De lo que entonces no fui del todo consciente, y me he dado cuenta con el paso de los años, es que la propia literatura era una causa principal de aquella metanoia. Cuando más me acerque a esa realidad de la literatura como conversión fue con la relectura de El Quijote. La peripecia del Ingenioso Hidalgo, tal como nos la narra Cervantes, es la historia de una conversión. Don Quijote vivía en un mundo de ensueños y apariencias, fascinado por los libros de caballería, y con Amadís de Gaula como decisivo referente de sus aspiraciones. La propia experiencia de sus aventuras, además del diálogo sin pausa con Sancho Panza, le va transformando por dentro. El choque cada vez más lúcido con la realidad, las huellas de sus fracasos y derrotas, así como las alegrías de los gestos de humanidad que con él tienen otros, va dejando en su alma una profunda transformación que sólo se hace realidad a la hora de la muerte».

Me sorprendió gratamente la lectura de La vida lograda, publicada en el año 2002 por el profesor Llano. Mis anteriores intentos de lectura de sus obras se habían cerrado con un auténtico fracaso por mi parte que no por la suya, supongo. Me preguntaba como un brillante escritor y pensador se centraba por completo en sesudos ensayos filosóficos –necesarios por otra parte- lejanos a la compresión del lector medio. La vida lograda rompió mi maleficio. La filosofía bajaba a la arena sin perder su credibilidad. Leer La vida lograda supone encontrar una brújula que indica el camino hacia oasis en terrenos desérticos.

Olor a yerba seca, su última publicación, se lee del tirón, sin interrupciones, porque no se puede abandonar su lectura. Son unas memorias que no son tales. Entre anécdotas, recuerdos personales entrañables, una sinceridad honesta y hondas reflexiones, el profesor Llano obliga a leer con aquella vieja costumbre de tener un lápiz a mano para subrayar frases, ideas o acontecimientos para volver después a ellos con más calma. A la espera de la prometida continuación, en una próxima publicación de Alejandro Llano, me quedo con dos ideas sorprendentes para este mundo globalizado –en el que vivimos- en el que todo está al alcance de un click:

«Ha sido relativamente poco, tras mi encuentro con la obra de Proust, cuando me di cuenta de la íntima relación entre la conversión de la que nos hablan las grandes novelas y la propia literatura llega a producir en nosotros, por una parte, y la pérdida del miedo a la muerte por otra. Durante aquellos años juveniles, me poseía de tal manera el horror a morir que algunas noches prolongaba mis lecturas hasta muy tarde por miedo a quedarme dormido y desaparecer de este mundo durante el sueño. El narrador de “A la recherche” intenta explicar que esa superación del terror al final de la vida terrena se debe a que, al acceder al plano literario, captamos lo eterno en lo transitorio, de manera que comenzamos a la vida “sub specie aeternitatis”. Y con el pánico, van desapareciendo también los sentimientos menos nobles: el afán de sobresalir, la búsqueda afanosa del placer sensible, el deseo de poseer lo que otros tiene e, incluso, el deseo de poseer a los otros, de captar su admiración, de que ellos o ellas respondan con su deseo físico a nuestra sensualidad».

«Me opongo radicalmente a la instrumentalización de la universidad. Observo que hoy en día, en todos los niveles educativos, comienza a regir lo que podríamos llamar mentalidad de Bolonia. Presenta a mi juicio dos aspectos: en primer lugar, el conocimiento no se considera un fin en sí mismo, sino que se utiliza para suscitar competencias, destrezas o habilidades; en segundo término, se impone que sean los empleadores quienes decidan cuál debe ser la orientación de las carreras universitarias, con vistas a preparar a jóvenes profesionales que sirvan dócilmente a las empresas. Ambos planteamientos vienen a coincidir en un declarado pragmatismo que resulta letal para la formación intelectual y que es incompatible con los principios e ideales de la institución universitaria

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